Antes de esa civilización solar la Madre Tierra Gaia, se encontraba en otro nivel de consciencia, de una frecuencia un poco mas acelerada que la materia, allí se vivía con el Ka : el doble etérico, era la dimensión Lemuriana de la Tierra.
El Ka es ese cuerpo que es idéntico al físico pero vibra en una frecuencia un poco más rápida, vive en el futuro, es el que se conecta a los ancestros estelares y conoce los viajes a las redes geométricas. Muchos de vuestros Kas fueron los constructores de las redes.
La dimensión Lemuriana mas que una civilización es un estado de consciencia, está en una frecuencia mas sutil, mas rápida, menos densa, de allí viene la magia, los reinos etéricos, las hadas, los animales sagrados, imaginarios, los ángeles, los seres de luz, todos los encargados de mantener el patrón de la creación armónico. Esta consciencia esta más allá de la ilusión de tercera dimensión, en algunos lugares lejanos todavía se conserva, en algunos sitios de poder del planeta, especialmente donde se reconoce la existencia de la magia, o donde existieron civilizaciones mágicas como la Celta, que sostenía la dimensión de la antigua Lemuria.
Los habitantes originarios de Suramérica, en especial los que se fueron a las selvas amazónicas, o los que quedaron en las mas altas montañas resguardando el conocimiento, saben lo que es leer la sincronicidad en las nubes o en las plantas, saben el poder de los elementales, de las plantas, de los tótems los animales, los hermanitos menores.
La libélula viene a despertarlos amados humanos, a ayudarlos a salir de la ilusión, a mostrar aquello que está oculto, lo que les hace actuar con miedo, desconfianza, con conductas compulsivas, adictivas inconscientes. Ella permite ir a buscar en las aguas profundas, oscuras de la emoción para comprender lo que pasa realmente, anunciando que al madurar esta la salida a la luz, en el vuelo ligero de su adultez. Ella les quita el velo, para que escuchen los mensajes del Universo, les dice: llegó la hora de dar un paso adelante, de dejar de “echarle la culpa a lo externo”, de saber que todo viene de adentro, de tomar responsabilidad de lo que pasa en tu vida para cambiarlo, para convertirse en el Ser de luz que siempre has sido.
Abuelita Aya
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