lunes, 7 de mayo de 2012

Imagina que tu mente es como el cielo: un pensamiento de felicidad es como una estrella auspiciosa; un pensamiento de cólera es como una tormenta de truenos; un pensamiento de agradecimiento, como el rocío de verano en la madrugada; un pensamiento de rencor, como una helada. Los pensamientos poseen distintas cualidades, formas, tamaño y colores, incluso nos provocan distintos estados de ánimo y nos direccionan la acción. Pero cada pensamiento tiene un curso, y su destino es transcurrir... Deja que cada pensamiento siga su curso, no te detengas en ninguno en especial, ni luchando contra él ni tratando de retenerlo.

Virginia Modarelli

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